lunes, 12 de diciembre de 2016

Ser voluntaria

Mi primer día como voluntaria en la casa hogar fue algo difícil. Me tocó un grupo de 10 niños menores de 7 años. No puedo decir que no me dió algo de nervios el que no me aceptaran, no les cayera bien o no supiese controlar la situación. Mi labor es mejorar su lectura y que le pongan más atención al ámbito de la literatura, que le agarren cariño. Sinceramente a su corta edad no creí que les llamara tanto la atención. Pero al lograr que captarán el contenido es sorprendente cómo pueden llegar a interesarse. Todos ellos son muy capaces de aprender y de divertirse en el proceso, no es fácil pero tampoco imposible y conforme pasa el tiempo ponen mucho más de su parte. Me sentí muy emocionada desde la primera vez que les leí un cuento y todos participaban con respuestas a mis preguntas o explicando las imágenes de la historia, en ese momento todo valía la pena. A mi siguiente visita todos recordaban mi nombre, yo empecé a aprenderme los de todos y así mismo le fui agarrando cariño a cada uno de ellos. No siempre están de humor y tienen días malos de vez en cuando, es complicado agarrarles el lado amable, tenerles paciencia y saber cómo tratar a cada uno de ellos ya que sus personalidades son muy diferentes. No me gusta centrarme en sus problemas, ni fijarme en que son niños con pasados muy difíciles, solo lo comprendo y trato de moldear todo para verlos como lo que son, niños, inocentes con un futuro por delante y con sueños al igual que los demás. Hoy en día me siento muy encariñada con todos, me hacen sentir alegre, especial y agradecida con la vida. No se que tanto les pueda yo dar, pero el simple hecho de estar ahí, y lo mas importante, PERMANECER ahi sera algo que no olvidaran. No necesito más gratitud que escuchar sus "hola valeria, ¿Subimos a la biblioteca?" cada vez que llego, el verlos reír cada vez que jugamos, el enseñarles a decir "Perdón", "Gracias" y "Por favor", los abrazos amistosos y nuestras pláticas sobre superhéroes o anécdotas de sus pequeñas vidas. No hay mejor tesoro que todos esos momentos que comparto con ellos y lo mucho que he aprendido de sus pequeños pero enormes corazones. El mundo en las casas hogares no tiene por que ser triste si más personas se unieran y permanecieran dándoles a los niños cariño, el saber que son importantes y que los valoran. El abandono es una acción a la cual están acostumbrados y con el cual se sienten decepcionados, necesitamos mas gente que se comprometa a hacer la diferencia en la vida de niños vulnerables, su pasado fue dificil pero su futuro no tiene porque serlo.

Si te interesa ser parte del cambio en la vida de un niño encuentra la información aquí: http://www.back2back.mx/

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